La Ford Motor Company, más conocida simplemente como Ford,
es una empresa multinacional estadounidense fabricante
de automóviles con base en Dearborn (Míchigan, Estados
Unidos). Fue fundada en el 16 de junio de 1903 por Henry
Ford en Detroit (Míchigan). Según la revista Fortune, DaimlerChrysler y Toyota Motor superaron a Ford,
situándose respectivamente como el segundo y tercer grupo de fabricantes de
automóviles mundial con más ingresos en 2004. Durante muchos años,
Ford había sido el número dos global por detrás de General Motors.
Ford continúa siendo uno de las 500 más grandes corporaciones por
ingresos.
La Ford Motor Company también posee las marcas Mercury (hasta
su cierre) y Lincoln. En la actualidad, Ford tiene plantas de
ensamblaje en muchos países del mundo y
crea automóviles para diferentes países basándose en los gustos locales.
Actualmente, ofrece dos modelos híbridos: el Ford Fusion (en Estados Unidos) y el Ford Escape.
Historia
Ford, fue
fundada el 16 de junio del 1903 con 28.000 dólares aportados
por doce inversores, entre los que se
incluía el socio que le dio nombre a la compañía, Henry Ford, que
por aquel entonces contaba con 40 años de edad. En sus primeros años, Ford
producía unos pocos coches por día en su fábrica en la avenida Mack en Detroit, Míchigan.
Grupos de dos o tres hombres trabajaban con cada automóvil utilizando
componentes fabricados en otras compañías. Poco a poco, la Ford Motor Company continuaría creciendo hasta ser una
de las compañías más grandes y lucrativas del mundo desarrollado, así como
también una de las compañías más grandes dirigidas por una familia: la familia
Ford ha mantenido el control de la compañía durante casi 100 años. Ford fue una
de las empresas que logró sobrevivir a la Gran Depresión de
los años 30.
En 1908,
la Compañía Ford lanzó el modelo Ford T, cuya primera unidad fue
fabricada en la Planta Manufacturera de Piquette. La compañía tuvo que
trasladar poco después sus instalaciones de producción a la Planta de Highland
Park, más grande que la anterior, para poder satisfacer la demanda del
nuevo modelo T. Hacia 1913, la compañía había desarrollado todas las técnicas básicas de línea de producción
y producción en masa. Ford creó la primera línea de producción móvil del mundo
ese año, la cual redujo el tiempo de ensamblaje del chasis de 12 horas y media
a 100 minutos.
El primer modelo diseñado y realizado para Europa fue el Ford Y 8
HP.
El Modelo T
El Ford T apareció en el mercado el 1 de octubre de 1908 y
presentaba una gran cantidad de innovaciones. Por ejemplo, tenía el volante a
la izquierda, siendo esto algo que la gran mayoría de las otras compañías
pronto copiaron. Todo el motor y la transmisión iban cerrados, los cuatro
cilindros estaban encajados en un bloque sólido y la suspensión funcionaba
mediante dos muelles semi-elípticos. El automóvil era muy sencillo de conducir
y, más importante, muy barato y fácil de reparar. Era tan barato que, con un
coste de 825 dólares estadounidenses en 1908 (el precio caía cada año),
para 1920 la gran mayoría de conductores habían aprendido a conducir en el Ford
T.
El proyecto consistía en fabricar automóviles sencillos y baratos
destinados al consumo masivo de la familia media estadounidense. Hasta entonces
el automóvil había sido un objeto de fabricación artesanal y de coste
prohibitivo, destinado a un público muy limitado. Ford puso el automóvil al
alcance de las clases medias, introduciéndolo en la era del consumo en masa.
Ford también se preocupó de instaurar una publicidad masiva en Detroit,
asegurándose de que en cada periódico apareciesen historias y anuncios sobre su
nuevo producto. Su sistema de concesionarios locales permitió que el automóvil
estuviese disponible en cada ciudad de EE.UU. Por su parte, los concesionarios
(empresarios independientes) fueron enriqueciéndose y ayudaron a publicitar la
idea misma del automovilismo, comenzando a desarrollarse los clubes
automovilísticos para ayudar a los conductores y para salir más allá de la
ciudad. Ford estaba encantado de vender a los granjeros, que miraban el
vehículo como un invento más para ayudarles en su trabajo.
Las ventas se dispararon. Durante varios años se iban batiendo los propios
récords del año anterior. Las ventas sobrepasaron los 250.000 vehículos en
1914. Por su parte, siempre a la caza de la reducción de costes y mayor
eficiencia, Ford introdujo en sus plantas en 1913 (año en el que se instaló en
Argentina) las cintas de ensamblaje móviles, que permitían un incremento enorme
de la producción. Dicho método, inspirado en el modo de trabajo de los
mataderos de Detroit, consistía en instalar una cadena de montaje a base de
correas de transmisión y guías de deslizamiento que iban desplazando
automáticamente el chasis del automóvil hasta
los puestos en donde sucesivos grupos de operarios realizaban en él las tareas
encomendadas, hasta que el coche estuviera completamente terminado. El sistema
de piezas intercambiables, ensayado desde mucho antes en fábricas estadounidenses
de armas y relojes, abarataba la producción y las reparaciones por la vía de la
estandarización del producto.
Si bien se le suele dar el mérito a Ford por esta idea, las fuentes
contemporáneas indican que el concepto y su desarrollo partió de los empleados
Clarence Avery, Peter E. Martin, Charles E. Sorensen y C. H. Wills. Para
1916 el precio había caído a 360 dólares por el automóvil básico, llegando las
ventas a la cifra de 472.000.1
Para 1920 la mitad de los coches en EE.UU. eran el modelo T de Ford. Ford
escribió en su autobiografía que «cualquier cliente puede
tener el coche del color que quiera siempre y cuando sea negro».2 Hasta la invención de la
cadena de ensamblaje, en la que el color que se utilizaba era el negro porque
tenía un tiempo de secado más corto, sí que hubo Ford T en otros colores,
incluyendo el rojo. El diseño fue fervientemente impulsado y defendido por
Henry Ford, y su producción continuó hasta finales de 1927. La producción total
final fue de 15.007.034 unidades, récord que se mantuvo durante los siguientes
45 años.
La fabricación en cadena, con la que Ford revolucionó la industria
automovilística, era una apuesta arriesgada, pues sólo resultaría viable si
hallaba una demanda capaz de absorber su masiva producción; las dimensiones del
mercado estadounidense ofrecían un marco propicio, pero además Ford evaluó
correctamente la capacidad adquisitiva del hombre medio estadounidense a las
puertas de la sociedad de consumo. Siempre que existiera esa demanda, la
fabricación en cadena permitía ahorrar pérdidas de tiempo de trabajo, al no
tener que desplazarse los obreros de un lugar a otro de la fábrica, llevando
hasta el extremo las recomendaciones de la «organización científica del
trabajo» de Frederick W. Taylor.
Cada operación quedaba compartimentada en una sucesión de tareas mecánicas
y repetitivas, con lo que dejaban de tener valor las cualificaciones técnicas o
artesanales de los obreros, y la industria naciente podía aprovechar mejor la
mano de obra sin cualificación de los inmigrantes que arribaban masivamente a
EE.UU. cada año. Los costes de adiestramiento de la mano de obra se redujeron,
al tiempo que la descualificación de la mano de obra eliminaba la incómoda
actividad reivindicativa de los sindicatos de oficio (basados en la
cualificación profesional de sus miembros), que eran las únicas organizaciones
sindicales que tenían fuerza en aquella época en EE.UU. Al mismo tiempo, la
dirección de la empresa adquiría un control estricto sobre el ritmo de trabajo
de los obreros, regulado por la velocidad que se imprimía a la cadena de
montaje.
En cambio la reducción de los costes permitió a Ford elevar los salarios
que ofrecía a sus trabajadores muy por encima de lo que era normal en la
industria estadounidense de la época: con su famoso salario de cinco dólares
diarios se aseguró una plantilla satisfecha y nada conflictiva, a la que podía
imponer normas de conducta estrictas dentro y fuera de la fábrica, vigilando su
vida privada a través de un «Departamento de Sociología». Los trabajadores de
la Ford entraron, gracias a los altos salarios que recibían, en el umbral de
las clases medias, convirtiéndose en consumidores potenciales de
productos como los automóviles que Ford vendía; toda una
transformación social se iba a operar en EE.UU. con la adopción de estos
métodos empresariales.
En 1920 el presidente de EE.UU. Woodrow Wilson pidió
personalmente a Henry Ford que se presentase a las elecciones al Senado por
el estado de Míchigan como representante del partido demócrata.
Aunque la nación se encontraba en guerra, Ford se mostró como un político
pacifista y defensor de la Sociedad de Naciones. Por lo que en
diciembre de 1918 Henry Ford pasó la presidencia de su compañía a su
hijo, Edsel Ford. Henry, sin embargo, mantuvo su autoridad sobre
las decisiones finales y en ocasiones modificó alguna de las decisiones de su
hijo. Henry y Edsel compraron todas las acciones que quedaban del resto de
inversores con lo que la propiedad absoluta de la compañía quedó en la familia.
Modelos actuales
Laser (fabricación
suspendida, todavía en uso)
·
Ford F-250 Super Duty
que buen trabajo ju ju ju ju
ResponderEliminar